domingo, 10 de febrero de 2008

Myrddin

Te llaman hijo del diablo, Myrddin. Según unos, vives en los bosques de Caledonia, huyendo de la guerra en que perdiste la razón. Según otros, te has acercado a los grandes, ofreciéndoles tus profecías. Hay quienes dicen que por las noches gritas, atrapado entre las raíces de un roble, para recordarnos el peligro de enseñar nuestros poderes a quienes harían mal uso de ellos.

Durante años recorrí tus huellas por Coed Celyddon, Camarthen y otros lugares de Albión, esperando que te mostraras a un inmortal como yo; probé la sangre celta, sajona y normanda; me hospedé en las abadías y en los pajares, en las posadas y en los palacios. Pregunté a los aldeanos y a los grandes señores; investigué en los scriptoria y en los aquelarres; con los años, incluso llegué a aprender alguna cosa.

Myrddin, si alguna vez los gnomos hacen llegar a tus manos la carta que ahora entierro bajo este tronco centenario, recibe los saludos de quien ha comprendido que no es necesario buscar para encontrarte.

No hay comentarios: